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jueves, 23 de julio de 2015

CUEVAS (VI): LA HISTORIA GEOLÓGICA DE UNA CUEVA


Conocíamos en la entrada anterior al protagonista, y realizador, de la cueva de Nerja y de todas aquellas cuevas de su misma naturaleza. El carbonato cálcico. En esta entrada vamos a conocer no el quién, si no el cómo se formó, cual fue el mecanismo ancestral que permitió al carbonato de calcio esculpir formaciones tan variadas, y tan admiradas, en el interior de las oquedades de la Tierra.

Para ello debemos emprender un viaje en el tiempo. Un viaje largo, en el que daremos grandes zancadas, pues nuestro primer destino se sitúa muy atrás en el tiempo, hace unos 200 millones de años aproximadamente. Nos hallamos en pleno periodo Triásico. En esa época, la faz de la Tierra era totalmente distinta a la actual. No había seis continentes, como los hay actualmente. Todas las tierras emergidas se agrupaban en dos grandes masas terrestres, separadas por una canal más o menos ancho, el mar de Tetis.


Estas dos masas de tierra estaban rodeadas por un océano que bañaba el resto de la superficie de la Tierra. A los dos continentes los científicos les pusieron los nombres de Laurasia y Gondwana. Nuestro actual continente, Europa, junto a Norteamérica, Groenland ia y Asia -excepto el subcontinente indio- formaban Laurasia. El resto constituían Gondwana.

El punto geográfico del que hablamos, la cueva de Nerja, estaría situada en una zona costera del sur de Laurasia que, a través de miles de años, habría estado sumergida de forma intermitente en el mar de Tetis. Eso permitiría que se fueran asentando los restos orgánicos, los cadáveres de los seres vivos que pululaban en aquel entonces por la zona, sobre los suelos de la orilla y sobre los lechos marinos costeros.

A partir de la descomposición de esos restos orgánicos, fueron formándose capas y capas de carbonato cálcico, el protagonista de nuestra entrada anterior, dando lugar a lo que los geólogos llaman "lodos calcáreos". Conforme iban quedando sepultados estos lodos, iban sufriendo un aumento de presión y temperatura. Estas altas temperaturas y presiones permitieron una mayor compactación de los materiales y la transformación de dichos lodos en roca, mediante un procedimiento que los científicos denominan "metamorfización", y, por tanto, dando lugar a rocas metamórficas, compactas, que constituyen el mármol que podemos encontrar en el área de la cueva de Nerja.

Todo eso ocurría hace unos 200 millones de años. Ahora hay que dar otro salto en el tiempo. Hay que acercarnos a nuestra edad, al Cuaternario. Y dentro de él al Plioceno, hace unos cinco millones de años. Nos encontramos en el Plioceno un periodo cálido, en el cual diversas corrientes fluviales desembocan en el mar. Los distintos continentes presentan prácticamente la misma distribución que tienen en el día de hoy. Y comienza el proceso de karstificación, que veíamos en parte en la anterior entrada.

En la zona de Nerja, las rocas formadas a partir del carbonato cálcico se ven bañadas por las aguas de los distintos torrentes que bajan desde la sierra al mar. El clima cálido hace que el agua diluya, de forma imperceptible, la superficie de la roca marmórea que se halla en los lechos de los ríos. Según las distintas durezas de la piedra, el agua provocará la disolución del carbonato cálcico, filtrándose en la roca. Esto llevará a producir fisuras, grietas y conductos. Puede que el cruce de varias fisuras y grietas provoque la inestabilidad de la masa rocosa y la rotura y caída de la misma sobre el suelo de un conducto y, de esta forma, se produzcan unas cavidades, pequeñas en un primer momento, grandes más adelante, que reciben el nombre de cavidades kársticas. A través de las fisuras y grietas que desembocan en esas cavidades, se irá filtrando el agua, cargada de calcio, el cual poco a poco, debido a la menor temperatura del entorno irá precipitándose, depositándose en capas que irán creciendo hasta dar forma a los distintos elementos que nos maravillan en una cueva kárstica. Estalactitas, estalagmitas, columnas, banderolas, coladas, todo tipo de formaciones, a las que se llama de forma genérica "espeleotemas", y que nos asombran por su belleza y grandiosidad.


Aún nos queda un último capítulo en la historia geológica de la cueva de Nerja. Las grandes salas que vemos durante nuestra visita a la misma no se deben tan sólo al proceso de karstificación comenzado hace unos cinco millones de años. Otro salto en el tiempo nos coloca en este momento hace 800.000 años. La zona de la cueva de Nerja y sus alrededores sufre un terremoto. Se produce un gran corrimiento de tierras. Y como la masa marmórea de la zona estaba agrietada por los millones de años de infiltración de aguas, se produce la caída de rocas, la apertura de oquedades en el seno de la tierra y surgen las distintas salas de la cueva. A partir de ese terremoto, hace 800.000 años, se remodela toda la zona. Y el agua y el carbonato cálcico continúan su labor metódica, paciente y sistemática de dar lugar a uno de los mayores espectáculos naturales de la costa mediterránea.