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martes, 6 de enero de 2015

LA AUTENTICA HISTORIA DE LOS "REYES" MAGOS


En un día como hoy, en que se celebra, de forma religiosa y laica, una festividad cristiana, la de los Reyes Magos de Oriente, sería importante (o al menos curioso) acercarnos a la auténtica historia de los Reyes Magos, después de haber disfrutado de todos los regalos que sus Majestades hayan podido traernos en este año que comienza.

Para saber el origen de la historia de la fiesta de hoy, hay que dirigirnos a un texto fechado en el s. I de nuestra era. ¿A que suena a erudición histórica? Pero, sin embargo, varios historiadores rechazan dicho texto como histórico, calificándolo más bien de relato novelado. Sea de una u otra manera, el Evangelio según San Mateo es uno de los cuatro aceptados por la Iglesia como verdaderos y se ha tomado como texto histórico desde el principio de la era cristiana.
Recordemos que S. Mateo era apóstol de Jesús de Nazareth, y por tanto, una de las fuentes más fidedignas de la vida del personaje histórico al que se refiere su texto. ¿Por qué no habría que darle la misma credibilidad que a testigos de otros personajes históricos, como Suetonio o Plinio el Viejo, que nos relatan su experiencia al lado de los gobernantes de aquel momento? Pero esa es otra discusión, que nos distraería del tema que hoy nos ocupa.

Hay una "pequeña" pega a la defensa de historicidad del relato de los Reyes Magos que he hecho en los párrafos anteriores. Mateo, como apóstol, conoce a Jesús cuando éste inicia su vida pública. Por tanto, no es testigo directo de su infancia. Tiene, si es que se molestó, que dirigirse a otras fuentes, preguntar a otra gente. Y quizá, la fuente más cercana viva en su momento era la Madre de Jesús. Y si fue verdad (ahora entro en el terreno de la especulación) que preguntó a María, ¿le contaría ésta la verdad, o la adornaría con el relato de sus deseos respecto a esos primeros años? Sea de una u otra manera, hay varios puntos en el relato de los Reyes Magos que no se corresponden a la historia que cuenta Mateo en su evangelio. Y vamos a entrar ya en harina.


El texto dice así:
"Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén..."
Primer choque entre la tradición y la auténtica historia (sea mito o realidad) que nos cuentan los evangelios. Mateo habla de unos magos, no dice en ningún momento que sean reyes. Y podía haberlo hecho, pues estos personajes se dirigen a ver al rey Herodes, como veremos más adelante. Pero ¿qué significa magos en la cultura oriental del s. I? En ese momento los magos no son personas que se dedican a entretener y encandilar al público con trucos de prestidigitación y de desaparición y aparición de objetos o personas. Magos son aquellos que se ocupan de estudiar las razones por las cuales las cosas son como son. Estudian las leyes que rigen el Universo, con mayor o menor fortuna, pero dedican su vida a ello. Por supuesto, en esa época, si no eras lo suficientemente "pudiente", o sea, si no eras rico, no te podías permitir el lujo de estudiar el movimiento de los astros, pues eso es lo que también hacían los magos, sobre todo para dar predicciones a los más poderosos.
Pero hay algo más. En esa época, el término que aparece en el texto de Mateo, que está escrito en griego, usa la palabra "magoi" para referirse a estos personajes. Ese término, "magoi", se reservaba para los sacerdotes de Zoroastro, personaje al que nos referíamos en un post anterior, y que adoraban a Ahura Mazda, divinidad persa que se equiparaba en los fenómenos astronómicos con el sol triunfante o el sol naciente. 

Por tanto, son personas sabias, posiblemente sacerdotes de un culto de más de quinientos años de antigüedad, y astrónomos. En aquel momento, los sabios de Persia gozaban de una gran fama como los mejores en cuanto a los estudios de los astros.
Y otro pequeño detalle. No dice Mateo que la estrella les guiara hasta Jerusalén y que al llegar a la ciudad, ésta desapareciera, como dice la tradición. Sólo dice que estos sabios se presentaron en Jerusalen. Y tampoco dice que eran tres, usa el pronombre personal indeterminado "unos", que da idea de imprecisión en el número. Pudieron ser tres, como dice la tradición, o pudieron ser quince.
Sigamos.


"...diciendo ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle."
Aquí sí aparece la estrella. Pero los magos no dicen que la estrella los dirija. Sólo dicen que la vieron en Oriente y que les ha informado de un hecho, el nacimiento del rey de los judíos, pero no del lugar, ni mucho menos que les acompañara en su viaje hasta Jerusalén. Y por supuesto, si les hubiera acompañado ¿Les habría llevado a Jerusalén? No. Los magos van a Jerusalén porque suponen que es allí donde debe haber nacido el rey. El rey de los judíos, no el mesías. Si la estrella de Oriente guía a los magos hacia el nacimiento del Mesías, no los habría llevado a Jerusalén, sino a Belén.


"Al oírlo el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén."
Cuidado con ésto. Los magos no van a la corte de Herodes. Herodes se entera porque toda Jerusalén se sobresalta. Alguién, unos magos, unos sabios de Persia, nos dicen que hay un fenómeno celeste que anuncia que ha nacido un rey para los judíos. Los judíos, que en esos momentos estaban bajo la autoridad de Herodes, que era un rey no judío, impuesto por los romanos, y que gobernaba con la ayuda de éstos. Para los judíos, una gran noticia. Para Herodes y su corte, una noticia nefasta. Pero Herodes es listo, reacciona rápidamente y les pide a los sacerdotes y escribas que busquen en que lugar de los textos sagrados judíos dice algo del advenimiento de ese rey, "...les preguntaba dónde había de nacer el Cristo." El Cristo, el ungido, como lo fue David, el gran rey, símbolo de la grandeza del pueblo judío. Y Herodes sabe lo que todo eso puede significar. Por eso, una vez que los eruditos de Judea le dicen el lugar:


"Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encontréis, comunicádmelo para ir también yo a adorarle."
Herodes llama a los magos. Insisto. Los magos no van a Herodes, es Herodes el que realiza las indagaciones y cuando tiene el lugar localizado, llama a su presencia a los magos. Pero "llamó aparte a los magos". No quiere que se difunda la noticia. No quiere que haya una peregrinación hacia el lugar donde está el supuesto rey de los judíos, el Cristo. Y antes de darles el nombre de la aldea "...por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella..". Les saca la información sobre la edad del rey, que la iguala al de la "aparición" de la estrella. Vuelve a hablarse de aparición de estrella, pero no de que guíe a ningún sitio, sino de que se trata de un fenómeno astronómico. Herodes quiere asegurarse del enemigo que le surge. ¿Es maduro, con posibilidad de reclutar hombres? ¿Es joven, y aún moldeable? ¿O es un niño, totalmente prescindible? Herodes se comporta como un auténtico estadísta, al pedirles a los magos que "indagad cuidadosamente sobre ese niño" y que después se lo comuniquen. Pero esa es otra historia.
Mateo continúa:

"Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño." Aquí si nos dice que la estrella guiaba. ¿Seguro? Analicemos el texto.
"Se pusieron en camino". Recordemos que Herodes ya les había dicho que se tenían que dirigir a Belén.
"La estrella...iba delante de ellos". Mateo no dice que los fuera guiando. Sólo dice que iba delante de ellos. Cualquiera de nosotros tenemos la experiencia que si estamos andando en campo abierto y nos dirigimos en la dirección que nos marca la luna, siempre la tendremos delante ¿quiere decir eso que nos guía? No. Sólo significa que está ahí. Que mantenemos el rumbo, pero no porque la luna nos guíe, sino porque sabemos que la dirección es la correcta. La luna no se desplaza. Somos nosotros los que la tomamos como punto de referencia. Y recordemos que estos personajes eran magos, sabían interpretar las luces de los cielos y sabían, por supuesto, caminar tomando como referencia la posición de las estrellas.
"hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño". Aquí sí manifiesta Mateo que la estrella se detuvo sobre un lugar determinado. Pero en el ejemplo puesto en el párrafo anterior, cuando nosotros nos paramos, también la luna aparentemente "se para". Y aquí podemos decir que Mateo hace un guiño a la fenomenología. Está relatando la infancia de un personaje que cree que es el Hijo de Dios. Desde nuestro punto de vista, está relatando un hecho lleno de "milagros", Reyes Magos que van siguiendo una estrella y que se dirigen a donde ha nacido un Salvador. Desde su punto de vista, judío del s. I, no ha relatado aún ningún hecho extraordinario. Hasta ahora, visto con la mentalidad judía del s. I, no ha ocurrido nada memorable, ni siquiera la aparición de una nueva estrella que hace que unos sabios se muevan hacía un lugar determinado es algo extraordinario para ese s. I de nuestra era. Por tanto, Mateo deja que la "estrella" quede "encima del lugar donde estaba el niño".


Últimos detalles:
"Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron."
¿En la casa? ¿No estaba el Niño Jesús en un pesebre de un portal en Belén? El último tirón de orejas a nuestra tradición de colocar a los Reyes Magos once días después del nacimiento de Cristo. En la antigüedad, los viajes eran mucho más difíciles de realizar, incluso para gente poderosa. Además, un desplazamiento que suponía cruzar la mitad del mundo conocido en la época precisaba de una preparación cuidadosa, laboriosa y que llevaba su tiempo. Desde que la estrella aparece hasta que llegan a Belén, no sólo se debe contar el tiempo del viaje, que sería de meses, sino también el tiempo de la preparación, que también sería largo, pues hay que tener listas vituallas para el camino, regalos para la persona a la que se va a visitar, dinero para cubrir las distintas vicisitudes del viaje, seguridad para evitar las emboscadas y asaltos de bandas de maleantes que atacaban a las caravanas, etc. Por tanto, nuestros sabios de Oriente llegarían a Belén cuando el Niño, cuyo nacimiento había señalado una estrella en el firmamento, contara con más de un año, incluso dos, de edad. No podían planificar, formar una caravana y realizar el viaje en tan sólo once días.

Última carta que me guardo en la manga. Sólo he hecho referencia a Mateo, habiendo otros tres evangelistas reconocidos oficialmente. ¿Por qué? Ninguno de ellos habla de esta historia de los "Reyes Magos". Sólo Mateo nos la cuenta. Y gracias a él, sabemos que la "misión" de ese Niño nacido en Belén no se limitaba a sus compatriotas, al pueblo judío. Con este relato, Mateo nos cuenta, y les cuenta a los judíos, a los que específicamente dedica su evangelio, que Jesús de Nazareth no viene a "salvar" sólo a los judíos. Jesús de Nazareth viene a manifestarse a todo el mundo. A todo aquel que lo quiera oír.

Los Reyes Magos no eran reyes, no eran magos, no les conducía una estrella. Eran unos sabios de Persia que, interpretando el nacimiento de un fenómeno astronómico, que en su tiempo se podía asimilar a una estrella, buscaron la persona a la que, por su nacimiento, correspondía dicho fenómeno. Fenómeno que para ellos era tan importante como para organizar una caravana para un viaje de un año o más de duración. Les valía la pena. Por tanto, el acontecimiento que señalaba ese fenómeno astronómico debía ser lo suficientemente importante.

Y lo fue.