Mostrando entradas con la etiqueta NAGANA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta NAGANA. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de mayo de 2016

LCP XXII: LA RELACIÓN DE LOS KARO CON SUS VECINOS


Queridos amigos de "La cultura de los pueblos", y del pueblo Karo. Dejábamos en la entrada anterior a nuestro orgulloso abuelo Molu con su nieto entre los brazos, acurrucado, mirando el firmamento y soñando con el momento en que sus antepasados descubrieron las orillas del río Omo, ese río en el cual está transcurriendo toda nuestra aventura desde finales del año pasado.

Mosca tse-tsé
Molu nos contaba que cuando bajaron los Karo con su ganado al río Omo, en busca de los pastos que allí crecían de forma tan abundante, comenzó a ocurrirles una tragedia. Ellos, que se habían trasladado para que sus ganados crecieran mejor y más fuertes, engordaran y fueran más suculentos tanto para el consumo propio como para la venta a los grupos étnicos vecinos, vieron como sus reses, tal como lo describe Molu, morían presas de una enfermedad que las diezmó. Esta enfermedad es la nagana, producida por la mosca tse-tsé, que en el hombre provoca la enfermedad del sueño. La nagana es similar en características clínicas a la enfermedad del sueño, sólo que se da en animales. Y eso fue lo que hizo desaparecer la cabaña ganadera de los Karo, y lo que les obligó a hacerse agricultores y a aprender a cultivar el sorgo, el maíz y las judías.

El joven Karo nos mira desde las orillas del Omo
Esta economía agrícola es completada con la apicultura, para acompañar todos los beneficios de la miel a una dieta que sería demasiado pobre si sólo se basara en los cultivos que obtienen de las tierras ribereñas del Omo. Porque la pesca era tabú hasta hace muy poco tiempo. Se vieron obligados por las últimas sequías, que llevaron a malas cosechas, a romper ese tabú. Aún así, la pesca solamente la pueden realizar los solteros jóvenes, y después de ella deben pasar por un rito de purificación. Con la caza ocurre algo similar, no llegaba a ser tabú, pero también estaba limitada por sus costumbres.

Pero hoy quiero hablarles de la relación del grupo Karo, que recordemos no suman más de 1.000 individuos, con sus vecinos. Algo muy importante para un grupo humano si quiere sobrevivir, sobre todo al ser tan pequeño, es mantener buenas relaciones con sus vecinos. Y así les ocurre a los Karo con los otros dos pueblos vecinos suyos: los Hamer y los Dassanetch. 

Varón Hamer preparando a un joven para la fiesta del salto de la vaca

Los Hamer, de los cuales habla Molu en la historia que le cuenta a su nieto, con los que compartían tierras en las lejanas montañas, se encuentran situados al norte y al este del emplazamiento del pueblo Karo. Su relación con ellos se basa en lazos familiares y alianzas guerreras. También entre ellos el comercio y el intercambio de bienes es fluido. De ellos obtienen cabras y ovejas junto con los productos derivados de las mismas, a cambio de las cuales les entregan cantidades de maíz y sorgo.

Ceremonia Dimi de la etnia Dassanetch 

Con los Dassanetch, que están situados al sur, la relación se puede calificar como mucho más estrecha. De hecho, los Karo los consideran como "los hermanos" que decidieron ir más hacia el sur, siguiendo el cauce del río Omo. Tanto es así que el conflicto entre ambos pueblos es "tabú", no existe. Muy difícilmente habrá ni tan siquiera un conato de discusión entre miembros de ambas tribus.

Pero existen otros pueblos, otras tribus con las que los Karo no están tan cómodos. Más bien se llevan bastante mal. Se trata de los Mursi y los Nyangatom. Las relaciones entre estos dos últimos y los Karo son conflictivas en la mayoría de las ocasiones y en muchas ocasiones han llegado a enfrentamientos abiertos, que en los últimos tiempos han empeorado con la aparición en el escenario del valle del Omo de las armas de fuego. Uno de estos enfrentamientos ocurrió en 1993 y se debió a la disputa de unas tierras arables, fértiles, en el margen occidental del río Omo.

Como vemos, el enfrentamiento entre estos pueblos se debe a una de las necesidades básicas del ser humano: la alimentación. Y suele enfrentar a dos modos de ver la vida, el pastor nómada y el agricultor sedentario. Pero esto daría lugar a otro tipo de reflexiones. Nosotros nos quedaremos en la orilla del río Omo, acompañando a Molu y disfrutando de la noche en este rincón perdido, aunque ya no tanto, de África.

Río Omo desde Kortcho (poblado Karo),

Hasta la próxima entrada, queridos amigos. Nos vemos en la red.