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jueves, 21 de junio de 2018

LCP Cap. 82: BIBLIOGRAFÍA MAASAI


LIBROS
  • Spencer P. Youth and Experiences of Ageing among Maa: Models of Society Evoked by the Maasai, Samburu, and Chamus of Kenya. Walter de Gruyter GmbH & Co KG, 2014. 196 p.
  • Stapleton T. J. Encyclopedia of African Colonial Conflicts [2 volumes]. ABC-CLIO, 2016. 787 p.
  • Gimpera P. B. Las Razas Humanas. Instituto Gallach de Librería y Ediciones. [4 volúmenes], 1976. 1.128.
  • Spear T. T., Waller R.D. Being Maasai: Ethnicity & Identity in East Africa. James Currey Publishers, 1993. 322 p.
  • Hambly H., Angura T. O. Grassroots Indicators for Desertification: Experience and Perspectives from Eastern and Southern Africa. International Development Research Centre (Canada). 1996. 168p.
  • Mair L. African Marriage and Social Change. Psychology Press, 1969. 171 p.
  • Murphy P., Gipps C.V. Equity in the Classroom: Towards Effective Pedagogy for Girls and Boys. Psychology Press, 1996. 286 p.
  • Kasfir S. L. African Art and the Colonial Encounter: Inventing a Global Commodity. Indiana University Press, 2007. 408 p.
  • Fratkin E. Laibon: An Anthropologist’s Journey with Samburu Diviners in Kenya. Rowman Altamira, 2011. 202 p.
  • Wrangham R. W., Peterson D. Demonic Males: Apes and the Origins of Human Violence. Houghton Mifflin Harcourt, 1996. 350 p.


WEBS
  • Darkest Africa. Masai II. [Internet]. A Grab Bag of Games.. Recuperado a partir de: https://agrabbagofgames.wordpress.com/2016/02/26/masai-ii/
  • Maasai Warriors. [Internet]. Quora. Recuperado a partir de: https://africa.quora.com/Maasai-Warriors
  • Tanzania Maasai evicted from ancestral land. [Internet]. Aljazeera. Recuperado a partir de: https://www.aljazeera.com/indepth/inpictures/2013/05/20135812215615515.html
  • Maasai people, tribe, culture, women, warriors, language, religion. [Internet]. AnswersAfrica. Recuperado a partir de: https://answersafrica.com/maasai-people-tribe-and-culture.html
  • Get up! The tradition of the Maasai jumping dance. [Internet]. G-Adventures. Recuperado a partir de: https://www.gadventures.com/blog/story-behind-maasai-jumping-dance/
  • The Maasai. [Internet]. Maasai Wilderness Conservation Trust. Recuperado a partir de: http://maasaiwilderness.org/maasai/
  • Meeting Laibon Meshuko. [Internet]. Asilia. Recuperado a partir de: https://www.asiliaafrica.com/meeting-laibon-meshuko/
  • Maasai Olympics take place on 22 Dec. A transition from hunting to sport. [Internet]. Great Plains. Recuperado a partir de: https://www.greatplainsconservation.com/bushbuzz/?p=6851
  • Kenya's 'Maasai Olympics' fights dwindling lion numbers. [Internet]. Phys.Org. Recuperado a partir de: https://phys.org/news/2014-12-kenya-maasai-olympics-dwindling-lion.html
  • Las Doce Tribus de Israel. [Internet]. Taringa. Recuperado a partir de: https://www.taringa.net/posts/imagenes/15449716/Las-Doce-Tribus-de-Israel.html


ARTÍCULOS
  • Ruiz-Cabrera S. Libros y lápices. Alternativas a la mutilación genital. Entrevista a Nice Nailantei, líder comunitaria keniana. Mundo Negro, revista misional africana. 2018, enero; Nº 634: 32-36.


Llegado este momento, tengo que pedir disculpas a todos los que me siguen. La bibliografía en que me he basado no está completa. Y esto es debido a dos razones: La primera, y principal, es mi torpeza con algunas de las cosas de la tecnología actual, que hace que use muy poco "algo" que todos conocemos por la nube. La segunda fue debida a un fallo catastrófico del PC en el que trabajo normalmente. Tanto que lo tuve que cambiar. Y al cambiarlo, no me dí cuenta de hacer una copia de seguridad en la nube o algo por el estilo.

¿Por qué cuento todo ésto? Por la sencilla razón de que existían muchos más artículos, obtenidos a través de internet y que se perdieron, no pudiendo por tanto aparecer aquí, en el repaso a toda la bibliografía que he usado para construir el relato de nuestros queridos Makutule y Lengwesi, dichos artículos. Mea culpa, tal como se dice en latín. Espero, sin embargo, vuestra comprensión y perdón.

El objetivo de dejaros toda esta bibliografía es para aquellos que aun quieran profundizar más en los conocimientos sobre la etnia Maasai, y en la situación actual de estas personas. Vale la pena. Os lo aseguro.

El siguiente capítulo de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS se referirá a otro grupo étnico, pero todavía no salimos de África. Hasta entonces, queridos amigos, pasad unas buenas jornadas. Nos vemos en la red.


sábado, 16 de junio de 2018

LCP Cap. 81: LA LECCIÓN DE UN MAESTRO


Conforme he ido realizando la documentación que me ha servido para poder mostraros, en forma de relato literario, las costumbres del pueblo Maasai, me fui acordando de una serie de RNE. Esta serie se emitía normalmente los jueves por la tarde, durante mi infancia, y en multitud de ocasiones me enfrenté al dilema de elegir entre, escuchar LA AVENTURA DE LA VIDA a través de un pequeño transistor que tenía en la habitación de mi casa que utilizaba para estudiar, o bien, ver en la televisión, en aquellos tiempos en blanco y negro, a los payasos de la tele, Gaby, Fofo, Miliki y Fofito.

¿Por qué cuento ésto? Pues porque en esta época tecnificada, una de las ventajas es que puedes obtener pequeñas joyas del pasado. O, al menos, así las considero yo. El caso es que me acordé que en uno de los programas de LA AVENTURA DE LA VIDA, se hablaba de los Maasai. El Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, con su voz intensa y profunda; con su saber expresar, y transmitir, por las ondas radiofónicas la riqueza y maravilla de la vida natural; con sus experiencias, en suma, como guía de viaje y reportero, que fue, durante los años 60 del siglo pasado; conseguía que, con un poco de imaginación, nos metiéramos en la vida y en las vicisitudes del pueblo Maasai.

Busqué el programa, dentro de los podcast de RTVE y lo encontré. Lo he preparado como vídeo de YouTube y le he colocado imágenes que os sonarán, porque corresponden a todo nuestra andadura con Makutule y Lengwesi. Le añadí alguna del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, y el resultado es el que váis a ver, pues esta entrada está dedicada a ese programa, realizado en las cercanías del verano del 74, y que tanto nos cuenta sobre los orgullosos Maasai. De hecho, su título es ese: Los orgullosos maasais. No podía dejar de compartir esta joya de los archivos de la radio pública.

Se trata de una auténtica lección de antropología por uno de los mejores, sino el mejor, de los divulgadores de la naturaleza del s. XX. El Dr. Félix Rodríguez de la Fuente nos narra, con su pasión por el hombre y el medio natural, todo lo referente a la etnia masai que vive en las altiplanicies de Kenia y Tanzania. A pesar de la fecha, no ha perdido ni un ápice de frescura y vigencia.

Por ello aquí os la dejo. Espero que la disfrutéis. Yo lo hago cada vez que la escucho.


jueves, 7 de junio de 2018

LCP Cap. 80: RETAZOS DE LOS MAASAI


Queridos amigos de CulturaySerenidad, y, por ende, de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS. Nos quedan unos detalles del pueblo Maasai que no querría dejar pasar, aunque no me ha sido posible (o no he tenido la habilidad suficiente) reflejarlos en el relato de Makutule y Lengwesi. Son los siguientes:

Comparten con los pueblos Hamíticos ciertas costumbres como el abstenerse de beber leche al comer carne, el afeitado de las cabezas de las mujeres, la extirpación de los dos incisivos centrales inferiores, el uso de interminables saludos y bendiciones, y se consideran el pueblo escogido de Dios, de Ngai. De hecho, estas coincidencias junto con el gran peso del Laibón en su organización social, que se comportaría tal como lo hacen los jueces del pueblo de Israel, en el Antiguo Testamento, han hecho que algunos estudiosos mantengan que se trataría de la tribu perdida de Judá.

El Laibón se ocupa de ser el médico, consejero espiritual, experto en rituales y adivino. Los laibones tienen amplios conocimientos en cuanto a la prevención y a la curación de las enfermedades del ganado, más aun que el que pueden tener para los humanos, hecho este último que vimos en los capítulos en que Makutule es instruido por Obago en distintas maneras de curar las enfermedades de los Maasai. Hay quién los distingue, dentro de cada clan, en tres tipos: los que traen la lluvia, los adivinos y el Laibón Mayor.

Mokompo, laibón maasai. Foto cortesía de Stuart Butler

Los Maasai acostumbrar a reunirse en comunidad para rezar, lo cual no quita que sea fácil escuchar en su vida diaria expresiones y oraciones que indican su fe religiosa en el día a día. Una de sus características es que Ngai, Dios, puede ser masculino o femenino. Así una canción dice "aiyai de Naamoni" (Ella a quien yo oro), mientras otra reza "ingumok de Olasera" (Él, de muchos colores).

Para los Maasai no existe el más allá, por lo que no le ven sentido el rezar u honrar a sus muertos. Cuando un maasai anciano está muy enfermo, y ve que ya no va a sanarse, sino que posiblemente morirá, se produce en el poblado un gran alboroto.

Anteriormente, solía quemarse el enkang y desplazarse la comunidad a otro lugar. Pero actualmente, con las fronteras entre Kenya y Tanzania y con las restricciones a dichos movimientos de las leyes se ha pasado a otro comportamiento.

En el poblado, a la puerta de la choza donde está el moribundo, se agolpan las mujeres, llorando, haciendo las veces de plañideras. Mientras, la familia del anciano va preparando unas parihuelas y aquello que le pueda permitir vivir durante 24 horas al anciano. 

Una vez todo dispuesto, arranca del enkang la comitiva, encabezada por los familiares del moribundo, que va en las parihuelas hechas al efecto, seguido por las plañideras, y el resto del poblado. Cuando ya están lejos del poblado, en un sitio en el que esté al resguardo de la brisa nocturna, abandonan al moribundo con los pocos enseres que le han llevado. Y se vuelven hacia el poblado, hacia el enkang. No suele darle tiempo a la enfermedad del anciano a acabar con su vida. El sol, el hambre y las fieras salvajes acabarán con él, estas últimas incluso a veces antes que la comitiva que lo acompañaba haya llegado de vuelta al poblado. Así, dura, es la muerte del anciano maasai.

jueves, 31 de mayo de 2018

LCP Cap. 79: LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAASAI



Las mujeres también responden al sistema de grupos de edad, como los hombres. Sólo que en ellas el recorrido es más corto. La primera etapa es la de la niñez, que dura hasta la circuncisión, que se llevará a cabo cuando la muchacha haya alcanzado la pubertad. Este ritual de iniciación, la circuncisión femenina, al que dedicamos un capítulo completo tiempo atrás, no es tan vistoso y ceremonial como el del hombre, pero es más cruento. Una vez haya pasado la iniciación, ya está en disposición de casarse con un hombre. Normalmente con uno bastante mayor que ella.

Como la promiscuidad sexual está permitida, las mujeres se casan muy jóvenes para evitar el nacimiento de hijos fuera del matrimonio. De hecho, tanto si el hijo es legítimo como ilegítimo (es decir concebido con otro hombre distinto de su marido) se considera que pertenece al marido y a la familia de éste.

Porque la sociedad Maasai es fuertemente patriarcal y la mujer está sometida al dominio del hombre. Tanto es así que después de la boda, a la mujer se la va a considerar como un bien patrimonial del hombre. De ahí que el marido pueda tener varias mujeres, todo depende de la riqueza que posea. Todas las mujeres tendrán el mismo estatus. Ninguna predomina sobre la otra. Y dentro de ese grupo familiar poseen una serie de derechos.

Entre sus derechos como esposas se encuentran el ordeño de un número determinado de animales, de su única competencia y la asignación de cabezas del ganado familiar a sus hijos. Ésta es la otra razón por la que es bueno para la mujer maasai traer hijos al mundo inmediatamente después de la boda.


Pero ocurre algo curioso. Desde que la mujer quede embarazada, el hombre no mantendrá relaciones sexuales con ella hasta que el bebé haya nacido. La mujer da a luz en su propia cabaña, a la que el hombre, en épocas históricas, no podría entrar hasta años después del parto. Otra curiosidad es que el padre tampoco puede comer en la casa del bebé hasta que éste dé sus primeros pasos.

Una vez que se produce el nacimiento, éste es celebrado por toda la comunidad mediante una fiesta. En esta fiesta se sacrifican dos bueyes y se danza alegremente. Antes de todo esto, como rito de introducción en la comunidad, un anciano de la misma bendecirá al niño de forma muy especial. Le escupe en su cabeza o pecho. De esta forma, el nuevo bebé forma ya parte de la comunidad y es aceptado por todos.


¿Qué ocurrirá con estos niños? Pasan la infancia jugando en el poblado, en el enkang. Suelen vestir únicamente con cinturillas y collares de cuentas y el bullicio que arman cada mañana sirve para animar a todo el poblado. La crianza es comunitaria. Cualquier persona del poblado puede reprender a los niños y castigar a los desobedientes. Se les enseña a respetar a los ancianos, y a seguir las costumbres. En el caso de las niñas aprenderán las tareas domésticas, y los niños, tal como vimos al principio con Makutule y Lengwesi, aprenderán a su vez a cuidar y proteger el ganado. Conocerán los distintos rituales y también su cultura, que les será transmitida por los mayores.

Todavía quedan algunos retazos sobre los que hablar de las costumbres y creencias del pueblo Maasai. Pero ellos constituirán, como podéis imaginar, el contenido de la próxima entrega de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS. Hasta entonces, queridos amigos, pasad un buen tiempo. Y no os olvidéis. Nos vemos en la red.


jueves, 24 de mayo de 2018

LCP Cap. 78: EL MATRIMONIO MAASAI


Hasta ahora, Makutule y Lengwesi, nuestros principales protagonistas, han vivido la experiencia de los distintos rituales de iniciación que los convertían, sucesivamente, en morani, el Emorata, y en maasais adultos, el Eunoto. A partir de este último, pasarán a tomar esposa, a casarse. Pero, ¿cómo es el matrimonio en el pueblo Maasai?

Los matrimonios, dentro de la etnia Maasai, suelen estar decididos generalmente por el padre, y suele hacerse durante la infancia de los niños, incluso a veces antes del nacimiento. En el caso del sexo femenino, ellas suelen casarse con hombres muy mayores respecto a las muchachas y que tienen ya varias mujeres.


Si no se da ninguno de esos antecedentes, suele celebrarse una feria de matrimonios, dónde los jóvenes buscan pareja. Se busca pareja en otros clanes, para evitar la consanguinidad y los problemas que suele conllevar.

Para comunicar su intención de casarse a la candidata correspondiente, tanto Makutule como Lengwesi tendrán que hacer sonar delante de ella sus campanillas, que llevan al efecto, tantas veces como ganados tenga su padre. Antes de casarse, nuestros protagonistas deben haber alcanzado cierta riqueza, que se traduce en el ganado que poseen por sí mismos, o del que pueden disponer. Normalmente, aunque la dote se suele discutir, suele contar, al menos, con tres vacas, un buey y dos ovejas.

Campanilla Maasai de hierro con cuero

Hasta aquí hemos hablado desde el punto de vista del hombre Maasai. ¿Pero qué ocurre con la mujer, con el sexo femenino? Aunque ya dimos algunas pinceladas en capítulos anteriores, vamos a explicarlo un poco más en profundidad.

Pero para eso necesitáremos un tiempo un poco más largo que el de parte de una entrada. De ahí que la próxima entrada la dedicaremos a ellas. Hasta entonces, queridos amigos, nos vemos en la red.


jueves, 17 de mayo de 2018

LCP Cap. 77: EL EUNOTO, Y EL PASO A LA CONDICIÓN DE ANCIANO ENTRE LOS MAASAI


En la entrada anterior, número 76 de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS, veíamos como se desarrollaba el Eunoto. El Eunoto, la ceremonia más importante en la vida de un guerrero maasai, supone la transición a maasai adulto y, a partir de ese momento, la asunción de una serie de responsabilidades que hasta entonces competían tan solo a sus progenitores.

Dejábamos a Makutule y Lengwesi en el momento más importante de la ceremonia y prometíamos seguir con ella. Pues bien, aquí está la continuación de dicho ritual, que comenzamos justo en el momento culmen del mismo.

Las madres se disponen a cortar, y cortan el cabello de sus hijos. Las trenzas, cuidadas de forma tan minuciosa, llevadas tan orgullosamente por los morani, desaparecen de sus cabezas.


Este acontecimiento simboliza que abandonan, de alguna forma, la condición única de guerreros, abandonando además el vínculo que les unía a sus madres, para comenzar una nueva vida. La vida social del poblado Maasai, con responsabilidades como la familia, los hijos y el ganado. Como colofón a este ritual, un anciano les dará el primer consejo de adultos, que suele ser siempre el mismo, y no por ello, tópico, sino muy importante:

"Ahora que eres un adulto, arroja tus armas y en su lugar emplea la cabeza y la sabiduría"

A partir de este momento, Makutule y Lengwesi han sido declarados oficialmente adultos. Además de guerrear, o, más bien, en lugar de guerrear, deberán asumir las tareas de proteger su casa, velar por el suministro de agua al poblado, y defender al rebaño del ataque de fieras salvajes o de ladrones de ganado.

Pero nos hemos olvidado de Ikoneti, el patriarca. El padre de estos dos muchachos a los que hemos ido siguiendo en su maduración hasta convertirse en maasais adultos. Para Ikoneti, y para todos los padres de los morani que celebran el Eunoto, también habrá una ceremonia propia. Ese mismo día se celebrará un ritual por el que se convertirán en responsables de la comunidad, en ancianos de la misma.

Durante los cuatro días anteriores, Ikoneti cambiará de vivienda y asumirá el nombre de sus hijos. Al cuarto día se vestirá con una piel negra de ternero, se adornará con cuentas de colores, y lucirá una capa de piel de hiena, leopardo, colobo o mono azul. Además lucirá pendientes y collar de cuentas negras y sujeto con una cadena, se colgará un recipiente cilíndrico para el tabaco.

De esta guisa, volverá a su casa y lo hará apoyándose en un bastón, indicando que se ha vuelto un hombre más viejo, más anciano. En una mano llevará una cola de algún animal para espantar moscas y en la otra, una calabaza de cerveza de miel.

De esta manera, Ikoneti ha pasado al grupo de los ancianos del poblado. A medida que han pasado los años, se han tenido más en cuenta la comunidad sus opiniones. Pero no es hasta este momento, en que su grupo de edad pasa a considerarse anciano, cuando sus opiniones van a tener un peso importante en toda la comunidad.

Grupo de ancianos en una de sus reuniones. Cortesía de John Ageddes.

Los ancianos son los que toman, de forma igualitaria y reunidos en consejo, todas las decisiones importantes para el poblado. De ahí la importancia del Eunoto, no solo para los morani, sino para todos aquellos que alcanzan la condición de ancianos.

La jubilación o el retiro de los maasai les llega a los sesenta y cinco años. Desde ese momento se dedican a descansar, beber y jugar, sobre todo a un juego muy popular entre ellos y que es similar a las damas. El nombre de este juego es "eskeshui".

Sin embargo, aún nos queda algunos detalles más que contar de los maasai. Pero eso, queridos amigos, será en una próxima entrada de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS.

Hasta ese momento, disfrutemos de la nueva condición de cada uno de nuestros protagonistas. Nos vemos en la red.



jueves, 10 de mayo de 2018

LCP Cap.76: EL EUNOTO. EL PASO A LA MADUREZ DEL MORANI


Habíamos dejado a nuestros queridos Makutule y Lengwesi en la Gran Reunión Maasai, donde se decidió el abandono de las prácticas guerreras y de las razzias contra los poblados de otras etnias distintas a la suya propia.

En ese momento estaban llevando la vida típica de morani, de guerrero Maasai. Y así lo harán durante quince años hasta que lleguen al siguiente paso en su maduración, dentro de la sociedad maasai.

Como pudimos ver, la sociedad Maasai está estructurada en los llamados grupos de edades, que son aquellos grupos de varones, y también de mujeres, que pasan los rituales de iniciación (circuncisión, Emorata) y de maduración (Eunoto) en el mismo momento.

Pues bien. A nuestros dos hermanos ya les ha llegado el momento de pasar ese ritual de maduración, el Eunoto, el cual se celebra, aproximadamente, a los 15 años de haber realizado el Emorata. Con este rito los morani pasan a adquirir responsabilidades dentro de la vida del poblado. Ya no son simples guerreros que luchan contra los enemigos, o contra las fieras salvajes. Desde el momento en que se celebre el Eunoto, podrán formar una familia, casarse (siempre fuera del clan de la familia, y, por supuesto, al no ser monógamos, con varias esposas). También podrán adquirir ganado propio. Y si todo sale según las expectativas, engendrarán hijos que continúen su legado.

Por tanto, el Eunoto es la ceremonia más importante en la vida de un morani. Supone la transición de guerrero joven a adulto y desde ese momento podrá, tal como he dicho antes, casarse, tener hijos y tener posesiones. Si alguien pensaba que el ritual más importante era el Emorata, la circuncisión, se equivocaba.

Pero pasemos al ritual propiamente dicho. Metámonos en la piel de nuestros dos hermanos y vivamos con ellos el Eunoto.

En un primer momento, todos los morani van a pintar sus rostros con pintura rojiza. Con ello quieren simbolizar su ferocidad y su arrojo en la lucha. Abandonan sus lanzas y solamente van armados con largos palos. Hay que indicar que la ceremonia se va a celebrar en un recinto construido por las madres de los guerreros. Este recinto se rodea de chozas, y se celebrarán festivas danzas.

Por tanto, aquí tenemos a Makutule y Lengwesi que están pintándose sus cabezas de ocre, de rojo para destacar su valentía, dentro del resto de los compañeros del grupo de edad.

En el ritual toman parte cuarenta y nueve guerreros. Es una ceremonia de toda la comunidad; y, al igual que en otras ocasiones, centenares de personas, procedentes de enkangs distintos, asistirán a la misma. Los detalles de la ceremonia se preparan con sumo cuidado.


En un primer momento nos encontramos con el ritual de la fiesta del buey negro. ¿Por qué negro? Ya sabemos de entradas anteriores que los Maasais adoran a Ngai, su Dios supremo. Pues el color bueno de Ngai, de Dios, es el negro. De ahí la necesidad de que el buey tenga también el mismo color. Una vez escogido el buey, desde bastantes días antes de la ceremonia se le va a engordar a base de cerveza de miel mezclada con hierbas, pero no con unas hierbas cualquiera, sino con hierbas escogidas específicamente para este ritual.

Se procede a la punción de la yugular, acontecimiento que todos hemos podido ver en los documentales. Y todo el grupo de morani, dirigidos por el laibón, va tomando pequeños sorbos de la sangre del buey, que se ha mezclado con leche. Después, cada uno de ellos, uno por uno, deberán beber la sangre directamente de la yugular del buey.

Una vez se sacrifica el buey en el recinto que se ha preparado para ello, todo él es empleado durante la ceremonia. La piel será consagrada por el laibón, y llevadas por mujeres mayores, parientes de los morani que están celebrando el Eunoto, fuera del poblado, en donde la clavarán en el suelo. Una vez seca, empiezan a cortar la piel en trozos suficientes para que todos los graduados en la ceremonia puedan exhibirlos.

Para mostrar la cohesión del grupo, y la obediencia a sus hermanos de grupo de edad, todos ellos deberán morder el corazón y los pulmones del buey sacrificado.

Una vez que Lengwesi y Makutule han pasado por todo ello, no llega al fin de la ceremonia, sino que asistiremos con ellos al culmen de la misma. ¿Y cuál es ése?

Ése, queridos amigos, lo veremos en la próxima entrada de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS.



jueves, 19 de abril de 2018

LCP. Cap. 75: LA GRAN RENUNCIA MAASAI DEL s. XX. LA GRAN REUNIÓN (última parte)


Ikoneti se acercó al centro de la asamblea. Se colocó junto a la hoguera, como previamente lo habían hecho Purko y Kanyi. Espero a que los murmullos se acallaran y comenzó en un tono normal, lejos de la arenga que había hecho previamente Kanyi.

-Sé cómo las usan ellos. No sólo hay que apretar el gatillo y salen las balas. Hay que apuntar y dar en el blanco. Y eso no es tan fácil, creedme. -hubo un murmullo que nadie sabría calificar si de aprobación o de reproche. Ikoneti prosiguió- Y cuando se acaban las balas, ¿qué se hace? Ir a por más balas. Ellos las tienen a millones. Nosotros tendríamos que robarlas. Ellos las producen muy lejos de aquí, y las traen aquí en inmensos barcos, tan grandes como montañas. Y si solo fueran rifles y balas. ¿Alguién ha pensado en cañones? Disparan balas mucho más grandes, que explotan y pueden destruir un enkang entero. Nosotros nunca podríamos tener, aunque robáramos, cañones suficientes para luchar contra los que ellos tienen. Y en la época de Elbejet sólo estaban las armas de fuego. Pero desde entonces, tengo entendido que esos países que ahora nos piden que renunciemos al robo de ganado de nuestros vecinos, ya se han enfrentado en dos contiendas que han implicado a todo el mundo. Y de las cuales, la primera fueron testigos nuestros abuelos y la última hemos sido testigos nosotros. Aquí no lo notamos mucho, pero nos cuentan que en sus terrenos originales han destruido ciudades tan grandes como nuestro monte sagrado (M. Kilimanjaro). -un murmullo de sorpresa, angustia y desesperación recorrió toda la asamblea- Nunca les venceríamos en un combate abierto. Ellos tienen más capacidad, más fuerza y más resistencia militar.

Grupo de guerreros maasai, de morani

El 1ª Batallón de Fusileros Inniskilling sirvió dos veces en Kenya, de 1953 a 1955, y de 1960 a 1963.

Ikoneti calló por un momento. Toda la asamblea estaba en silencio. Las caras eran de tristeza, de desánimo.

-Por otro lado, nadie ha pensado en que, a veces, es necesario renunciar a una de nuestras tradiciones, aunque sea muy querida, para preservar el resto de nuestra cultura. No podemos luchar contra el signo de los tiempos. Han llegado a esta tierra pueblos nuevos. Pueblos distintos. Pueblos a los que no podemos someter, como al resto. Siempre será mucho mejor vivir en acuerdo con ellos, conservando todo lo posible nuestra cultura, que estar enfrentados y ver como nos hundimos en la miseria o, peor, como nos masacran. Hay algo que debemos aprender. A pesar de nuestras tradiciones y nuestras costumbres, la vida siempre va hacia delante. ¿Hay alguien aquí que pueda decirme que ha conseguido retroceder diez años, cinco años, un año en su vida? -Ikoneti paró un momento para esperar una respuesta. Por supuesto, nadie le respondió- Preguntad a los laibones. Preguntad a los más sabios. ¿Alguno ha conseguido ir hacia atrás en el tiempo? ¿Alguno ha conseguido recuperar al hijo que perdió años atrás? -el silencio total se extendía por todo el lugar, solo se oía el crepitar de la lumbre de la hoguera- ¡Ninguno! ¡Porque la vida siempre va hacia delante, porque debemos vivir la vida que nos ha tocado vivir! Y porque hoy nos toca vivir una serie de cambios que en mi infancia ni siquiera los hubiéramos imaginado. Ni siquiera los hubiéramos deseado. Pero están aquí. Y esos cambios serán los que constituyan las cosas normales para nuestros hijos o para nuestros nietos. Por eso no debemos empeñarnos en un enfrentamiento sin ningún sentido. Conservemos nuestra cultura en todo lo que podamos, pero no le demos la espalda al devenir de los tiempos.

Maasai con teléfono móvil y zapatillas deportivas. Al fondo, una reunión en la cual varios de sus miembros visten ropa occidental.

Ikoneti calló. La asamblea se mantuvo en silencio. Las últimas palabras habían llegado muy dentro de cada uno de los maasais allí presentes. Se habían clavado en el corazón de muchos de ellos. Era muy raro el maasai que no tenía algún hijo muerto en un enfrentamiento con otro poblado, o en una incursión para obtener más ganado. También había niños que morían siendo pequeños por enfermedad. Después de la lógica de Purko; tras la arenga de Kanyi; Ikoneti había llegado al interior de todos aquellos hombres, recios, como él, pero conscientes de que la decisión a tomar era trascendental para el pueblo Maasai.

Poco más quedaba por decir. La decisión se tomaría y el pueblo Maasai abandonaría desde esta asamblea la costumbre de realizar incursiones violentas para robar ganado en poblados vecinos. La decisión fue tomada mediante juramento, en el cual los dirigentes Maasai se comprometieron a cesar en estas actividades.

Actualmente, los guerreros maasai, los morani, que antes defendían el territorio, hoy desempeñan labores de pastoreo, de caza y realizan exhibiciones de valor. Algunos de ellos regresan a la escuela tras el emorata, tras el ritual de la circuncisión.

Guerreros Maasai con tocados de melena de león, que les identifica como aquellos que han tenido que matar un león usando solamente lanzas y machetes, durante la ceremonia del EUNOTO, de la que hablaremos en entregas posteriores, que supone su paso del estado de morani al estado de hombre adulto, en Kenya. Foto cortesía de Carol Beckwith y Angela Fisher, “African Ceremonies” 1999.

Un competidor Maasai participa en el evento de lanzamiento de "rungu", durante las 'Olimpiadas Maasai' anuales en el santuario Sidai Oleng Kimana en Kimani, Kenya el 13 de diciembre de 2014

jueves, 12 de abril de 2018

LCP Cap. 74: LA GRAN REUNIÓN (4ª parte)


La asamblea se había quedado en un silencio tan profundo que se oían crepitar hasta las ramas más pequeñas del fuego del centro de la misma. Se podía apreciar la consternación en todos los rostros. Sabían que Purko era sabio y tenía razón. Pero se resistían a abandonar una de sus más importantes tradiciones. Una de las bases de su forma de vida. En esos momentos, un maasai se levantó en medio de la asamblea y se dirigió al centro, tal como lo había hecho antes Purko. Era de mediana edad, su complexión era robusta, alto, paseaba de forma lenta, parsimoniosa, se diría que se dejaba ver para crear un efecto en la audiencia, algo que había aprendido en sus años de morani. No en vano, ese maasai era Kanyi. Comenzó a oírse un murmullo de expectación, murmullo que acabó cuando Kanyi alcanzó el centro de la asamblea. Allí, adoptando una pose orgullosa de guerrero maasai, como en sus buenos tiempos, miró a todos los que estaban reunidos, se tomó su tiempo, y comenzó.


-¡Maasais! -era su grito de guerra, algunos corazones sintieron el fuego que se encendía cuando lo oían en el campo de batalla- Estamos aquí para decidir algo que parece estamos abocados a aceptar. El hombre blanco, en aras de una mejor convivencia con nuestros pueblos vecinos, nos pide que abandonemos el sagrado deber de ocuparnos del ganado. ¡Y el sagrado derecho de arrebatarlo a los pueblos que no lo cuidan bien! -algunas voces se levantaron a favor de esto último- El hombre blanco nos dice que en la sociedad actual no cabe nuestra forma de vida, nuestro "robar", nuestro "matar", nuestro "dominar" a otros pueblos. Que no cabe reclamar una tierra que es nuestra y en la que nuestros ancestros han vivido desde que Ngai se la entregó para que la cuidaran. Pero él, ¿qué hace? ¿No es precisamente robar nuestra tierra lo que pretende? Nuestro gran Laibón Purko nos ha recordado el episodio de Elbejet. ¿No fue eso matar? -el silencio era completo, Kanyi había conseguido captar la atención de toda la audiencia- Sus "peticiones" actuales, ¿no son una forma de dominar a nuestro pueblo? Porque, ¿quién es él para decidir lo que está bien y lo que está mal? ¿Quién es él, si roba, mata y quiere dominar como cualquier otro pueblo? ¡Maasais! ¿Vamos a permitir que nos quiten nuestros derechos sagrados?

Kanyi había abierto los brazos, como queriendo abarcar toda la asamblea. La mayoría prorrumpió en gritos de "No, no, no". El alboroto que se formó fue inmenso. Kanyi sonreía. Había conseguido lo que buscaba. Ahora solamente quedaba reconducirlo. Esperó a que todo el griterío fuera disminuyendo y silenciándose y cuando consideró oportuno, prosiguió:

-No creo que debamos doblegarnos ante un pueblo que es igual a nosotros. No creo que debamos renunciar a nuestros derechos sagrados, y si para eso hace falta luchar, ¡lucharé!

Un nuevo y atronador griterío siguió a las palabras de Kanyi. Éste esperó a que volviera a hacerse el silencio y cuando se disponía a continuar el discurso se oyó una pregunta:

Subfusil Sterling, desarrollado para el Ejército Británico en 1944 y que estuvo en servicio hasta 1994. Actualmente aún se encuentra en servicio en otros países, incluído Kenya.

-¿Y las armas de fuego? -Kanyi, en esos momentos, y con el auditorio enardecido no esperaba ninguna oposición. La pregunta le pilló por sorpresa.

-¿Qué quieres decir?

-Has visto las actuales armas de fuego. ¿Cómo vas a luchar contra ellas? ¿Con lanzas y escudos, como en Elbejet?

Kanyi no había tenido en cuenta que alguien recordara ese episodio después de su arenga, Creía que podría enardecer a todos de tal manera que las palabras de Purko se olvidarían por completo. Sintió que la ira le iba subiendo desde el estómago.

-Sí, Kanyi. Dínos. ¿Cómo piensas que lo hagamos? -ya eran varios los que se sumaban a la petición del primero que había preguntado. Kanyi tenía que responder rápido y bien, si no quería verse en un apuro. Así que contestó lo primero que le vino a la mente, sin reflexionarlo mucho.

-Nos haremos con sus armas. Será fácil. Y después, los expulsaremos.

Esta vez, sin embargo, no hubo estallidos de euforia, como en las ocasiones anteriores. La gente le veía dudar, le veía inseguro ante los interrogantes planteados.

-¿Sabes usar sus armas? -seguía preguntando el primer individuo. Kanyi notaba como la ira hacía que sus ojos fueran enrojeciéndose. Se puso de espaldas a la hoguera, para que no lo notaran los que estaban más cercanos a él.

-No. Pero es fácil aprender.

-Yo creo que no. -era otro maasai. En este caso se había levantado, y miraba fijamente a Kanyi. Éste al verle, susurro por lo bajo:


-Ikoneti. -y alzó la voz- ¿Acaso tú sabes cómo se usan? -la pregunta estaba llena de hostilidad y rencor. Hacía mucho tiempo que no se veían. Prácticamente se habían evitado. Ikoneti no se había entrometido para nada en las andanzas de Kanyi, y este último había respetado las tierras por donde solía vivir Ikoneti y no las hollaba.

-Sé cómo las usan ellos. Por eso me gustaría hablar a la asamblea. -se alzó un murmullo de expectación. Todo el mundo sabía lo parco que era Ikoneti en palabras, y lo poco que le gustaba meterse en asuntos que no atañeran a su propio enkang. Por eso, todos se sorprendieron cuando pidió la palabras. Kanyi, al ver que era mejor una retirada estratégica que un enfrentamiento directo al empecinarse en quedarse a defender una postura que le era cada vez más difícil de explicar, le cedió el sitio.

Pero eso, queridos amigos de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS, será el tema para la próxima entrada.

Hasta entonces, nos vemos en la red.



jueves, 5 de abril de 2018

LCP Cap. 73: LA BATALLA DE ELBEJET, 1889

Armas y ornamentos Maasais, a finales s. XIX. Destacar el número 14, que no viene en la descripción y se trata del bastón que se utiliza para golpear una vez se ha hecho uso de la lanza. 

Introduzco un pequeño paréntesis al relato Maasai y saliéndome un poco del objetivo de todas estas entradas, intentaré explicar aquí la, creo yo, mal llamada "batalla de Elbejet". En primer lugar, decir que el conocimiento de su existencia me llegó a través de la búsqueda de material gráfico para la realización de este capítulo sobre los Maasai, y más concretamente, sobre la caza del león, en donde buscaba la indumentaria que usaban los Maasai para dicha caza. Posteriormente, cuando empecé a indagar en ella, me encontré con tres o cuatro referencias, las cuales pondré al final de toda esta serie, larga ya, de entradas sobre el pueblo Maasai, en donde solamente una describía adecuadamente la situación previa, las causas, el desarrollo, y las consecuencias. Pero empecemos.

Otto von Bismarck en 1889
En el año de 1889 ya se había celebrado la Conferencía de Berlín (1885), organizada por el canciller alemán Otto von Bismarck, en la que se realizó el reparto territorial, como si de un pastel se tratara, del continente africano. En ese reparto a Alemania le tocó un trozo del África Oriental, la actual Tanzania. Para la colonización de dicho territorio, se estableció una institución, la Compañía Alemana del África Oriental. Al frente de la misma se encontraba Karl Peters que lideró en el año de 1889 una expedición desde la costa hacia el interior, con la intención de liberar a Emin Pasha, gobernador británico de Sudán, que se hallaba en aquel momento aislado por las tropas del rebelde El Mahdi. En realidad sus intenciones eran otras bien distintas. Pretendía aumentar las reclamaciones de tierras alemanas hacia el interior del África Oriental y que alcanzaran el territorio del reino de Buganda, la actual Uganda.

A mediados de diciembre de 1889, la fuerza expedicionaria de Peters, compuesta por 60 hombres, alcanzó la Meseta de Laikipia, territorio Maasai (actualmente en Kenya). Pues bien, no se le ocurre otra cosa a este buen señor que, a pesar de conocer la reputación militar Maasai a través de los árabes esclavistas, o quizá por ellos mismo; no se le ocurre otra cosa que provocarlos.


Mapa donde se indica la situación de Elbejet, junto con otras batallas protagonizadas por los Maasais.

Y los provoca de las dos maneras que a un pueblo orgulloso como el Maasai más le puede doler. Les mata un buey, y se niega a pagarles los derechos de paso por su territorio. A pesar de ello, hay que decir que las represalias Maasai son discretas. Solamente roban algunos suministros del campamento alemán. 

Pero Karl Peters ya tiene la excusa perfecta. Al día siguiente, 22 de diciembre, forma un destacamento de 35 hombres armados, se dirige al asentamiento Maasai, dispara sobre 7 individuos y se lleva aproximadamente 2.000 cabezas de ganado. En su retirada, desde una floresta cercana, se ven asaltados por un gran número de Maasais, que se habían ocultado para pillarlos en emboscada. Pero las armas de fuego llevan las de ganar. 120 Maasais caen abatidos, mientras por parte del contingente de Peters, tan solo son siete las bajas que se producen. Los maasais se retiran colina arriba, y mientras tanto, en un detalle cruel, los hombres de Peters les van lanzando las cabezas de sus compañeros muertos. Tras ello, Peters y sus hombres vuelven a Elbejet y, en un alarde de civilización occidental, queman el asentamiento Maasai.

El 23 de diciembre, la expedición de Karl Peters retomará su camino, pero será seguida por un gran número de maasais, que no atacarán ese día por un eclipse solar que se produce y que no aconseja el ataque. Sin embargo, el día 24 sí atacarán y serán nuevamente rechazados por el poderío superior de las armas de fuego.

Al final, debido al gran número de bajas, los maasais acuerdan con Peters que le guiaran a través de su territorio.


Lago Baringo. Kenya.

Fotografía de Karl Peters tomada en 1884

De esta forma Karl Peters alcanza el lago Baringo en enero de 1890 y convence a las autoridades locales para que firmen un tratado con él y queden bajo autoridad alemana. También llegará a Buganda en febrero del mismo año, y convencerá al rey Mwanga de hacer lo propio. Pero no servirá de nada. El tratado firmado con el rey Mwanga será papel mojado ante el acuerdo germano-británico de ese mismo año 1890 en que el territorio pasa a estar bajo autoridad británica con el nombre de Uganda, y los compromisos que había firmado con las autoridades locales del lago Baringo estaban desautorizados desde el mismo momento de su firma, pues ya había acuerdos entre Londres y Berlín respecto al reparto de esos territorios.

Por fin, y como ocurrió muchas veces en estas aventuras coloniales, para lo único que sirvió la expedición de Karl Peters fue para provocar un montón de muertos, y para marcar el principio del fin de la cultura más débil frente a la más fuerte.

Los Maasai se mantienen como cultura gracias al tesón de su gente, a la raigambre de sus costumbres y a la profundidad de sus creencias, pero han visto desaparecer poco a poco su estilo de vida, y que ese estilo de vida se convierte en una especie de gran "plató" para los turistas que vamos a visitarles. Últimamente están surgiendo muchos movimientos que están intentando mantener todo lo positivo de su cultura. Al final de la serie sobre ellos, prometo dejar contactos para visitar dichas páginas.



Queridos amigos, nos vemos en la red.

sábado, 24 de marzo de 2018

LCP Cap. 72: LA GRAN REUNIÓN (3ª parte)


El ambiente era de tremenda expectación. Se habían reunido allí los laibones más respetados de todos los clanes Maasai. Estaban los morani más fuertes, más aguerridos. También alrededor del fuego que se había creado en el enkang que había recibido a todos ellos, se encontraban los sabios más reconocidos dentro de los distintos pueblos que constituían la etnia Maasai. Todos se encontraban con suma expectación, a la espera de que se iniciara la asamblea que les había llevado hasta allí.

Laibon Meshuko. Tarangire National Park. Cortesy by Stuart Butler

Purko, como el laibón más viejo, el más anciano, fue el que comenzó a hablar. Se levantó y dio unos pasos hacia la hoguera, que crepitaba en el centro de la reunión. A pesar de sus muchos años, nadie sabía bien cuantos, mantenía la apostura de los guerreros morani. Era altivo, a pesar de apoyarse en el bastón que indicaba su categoría doble de anciano y laibón. Los lóbulos de sus orejas se encontraban alargados varios centímetros por los abalorios que había portado durante su larga vida. El pelo como se dejaba ver en su cabeza, rapada hacía algún tiempo y no para la ocasión, dejada crecer, quizá a propósito, así como su barba, cerrada y blanca. Echó un vistazo a todos y comenzó su discurso:

Mito Maasai de la creación, con su Dios, Ngai

-Somos los dueños de nuestra tierra. Ngai nos la dio. El ganado nos pertenece por mandato divino. Ngai nos lo dijo. "Cuidad de él." Y lo hemos hecho desde el principio de los tiempos. -murmullos de asentimiento se oyeron en toda la asamblea. Purko esperó que los murmullos desaparecieran para proseguir su discurso.

-Pero desde hace algunas generaciones, hay nuevos pueblos a nuestro alrededor con ideas distintas. Gente con un color de piel distinto al nuestro y, lo que es peor, con armas más poderosas que las nuestras. -en este caso hubo abucheos, e incluso alguna protesta. Purko esperó pacientemente, y elevó las manos en señal de asentimiento y de petición de paciencia al auditorio. Éste fue poco a poco sumiéndose en el silencio para escuchar las siguientes palabras del laibón.

-Hace tres generaciones, muchos de los que estáis aquí aún no habías nacido, se produjo un enfrentamiento directo entre nuestro pueblo y el suyo. -Purko adoptó una postura firme, con el cuerpo recto, actitud digna, como un líder, que lo era, ante sus seguidores- Fue en Elbejet. Nos mataron un buey, y no quisieron pagarnos la parte de nos correspondía por ley. Había acabado la pequeña estación de las lluvias (en la planicie del África Oriental, esa estación se corresponde a los meses de noviembre y primera quincena de diciembre). Nos enfrentamos a ellos con nuestros mejores hombres, nuestros escudos y nuestras lanzas. Teníamos superioridad numérica. Éramos más de tres por cada uno de ellos. -hizo una pausa para observar el efecto que estaba consiguiendo en su público, estaban todos expectantes- Sin embargo, ellos tenían las armas de fuego. 120 de nuestros valientes murieron y solamente pudimos acabar con 7 de los suyos.

Grabado que representa la carga de los Maasai en Elbejet, 1889

Un murmullo de incredulidad y de tristeza recorrió toda la asamblea. Purko acabó diciendo:

-Los actuales dominadores de la tierra, y que nos permiten vivir en la nuestra según nuestras tradiciones tienen armas de fuego mucho mejores que aquellas. Y estoy seguro que un enfrentamiento no nos llevaría a un resultado diferente al que ocurrió aquella vez. Por otro lado, muchas cosas han cambiado desde entonces, mucho he podido ver que ha ido cambiando y que esos cambios han venido para quedarse. Quizá sea necesario pensar en ofrecer este cambio que nos piden, a cambio de conservar el resto de nuestra cultura.

Un silencio denso y triste llenó la asamblea cuando Purko se retiró a sentarse a su lugar entre los ancianos de esa reunión.