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sábado, 9 de enero de 2021

TORMENTA ROJA. 1986.Tom Clancy.

Bueno. Éste es mi primer post del año 2021, después de pasar el año 2020 que nos ha traído tantos acontecimientos negativos a todos nosotros. Hoy empiezo una idea que tenía desde hace algún tiempo, pero que nunca la había puesto en marcha: hablar de los libros que acabo de leer. Quizá no lo había hecho porque esos libros no son muy comerciales, algunos hasta pueden estar pasados de moda, pero, sin embargo, hay algo que hace que los lea. Suelo moverme entre los distintos géneros, novela, ensayo, religioso, fantástico, juvenil, incluso documentos de distintos organismos. El caso es que lo que va a salir por aquí no son libros de moda, más bien puede que sean libros "de modé". Pero que para mí ha habido una razón para leerlos. Y empiezo.

El primer libro del que voy a hablar se titula "Tormenta Roja". Está escrito por Tom Clancy en 1986, y se trata de una novela que podría catalogarse en el género de política-ficción o acción-ficción. ¿Por qué digo esto? Bien. Tom Clancy se caracterizó en su carrera por novelas de acción y espionaje. Uno de sus títulos más prestigiosos es "La caza del Octubre Rojo", del que posteriormente se hizo una película protagonizada, nada menos, por Sean  Connery, Sam O'Neill y Alec Baldwin.

El argumento de "Tormenta Roja" gira en torno a un supuesto enfrentamiento entre la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Por supuesto, el tema actualmente está "pasado", pues hace ya 29 años que cayó el "telón de acero" y más de 30 años aproximadamente que desapareció la URSS. Sin embargo, eso no quiere decir que la capacidad de Tom Clancy para meternos en situación a través de su estilo no merezca la pena el echarle un vistazo. Hay que reconocer que ha envejecido mal, pues un enfrentamiento entre un mundo desaparecido (el soviético) y otro que se ha transformado totalmente (EE.UU.) al desaparecer su principal enemigo, junto con la práctica ausencia actual de la OTAN como protagonista de noticiarios, hace que sean difíciles de entender las circunstancias que refleja la novela.


¿Qué nos encontramos en ella? En primer lugar, una trama complicada. Aquellos que les gusten los libros corales, protagonizados por varios personajes, tienen aquí un título imprescindible. Tanto de un lado como de otro de la "línea del frente" existen los suficientes protagonistas, y con las suficientes diferencias en su carácter y devenir de la trama que hace que alguno de ellos te enganche y mantengas el interés por la obra.

Sí es necesario reconocer que, después de un primer capítulo repleto de acción, los siguientes, al ir presentando a los personajes poco a poco, en las distintas situaciones en las que desarrollan sus tramas, se hagan algo pesados, incluso lentos en el discurrir. Sin embargo, conforme se avanza en la novela, se puede encontrar uno que ese mismo hecho permite que, poco a poco, se vuelva más rápida, con más acción, con más "suspense". En suma, con mayor interés en cómo va a resolver Tom Clancy el final de la trama.


Otra de las grandes virtudes de esta obra es lo bien que se encuentran descritos los distintos "aparatos" (barcos, aviones, tanques, helicópteros, submarinos) que discurren por sus páginas. Es un repaso completo a todo el arsenal armamentístico que existía a disposición de los dos bloques en el año de su publicación, 1986. Por otro lado, la descripción de las tácticas, las estrategias, las operaciones de uno y otro bando, están tan bien explicadas que hace que uno termine entendiendo, aunque sea de forma básica, el cómo se llevan a cabo las distintas acciones de los ejércitos en combate, tanto si es en una guerra declarada, como es el caso de la novela, como si son operaciones puntuales realizadas de forma subrepticia. Por último, la inteligencia militar y su funcionamiento, hasta dónde se podía llegar entonces, están también ampliamente tratadas y Clancy presenta a varios de sus protagonistas haciéndose cargo de dicha inteligencia y ejecutando acciones de espionaje y contraespionaje.

Creo que es un libro en el que, si vences los primeros capítulos, la trama te engancha de tal forma que hace que quieras saber el final del mismo. Pero para eso, querido amigo, tendrás que leerlo.

Hasta la próxima. Nos vemos en la red.

lunes, 22 de agosto de 2016

LCP XXXII: GIBE III. LA GRAN PRESA DEL RÍO OMO.


En éste, nuestro último capítulo sobre los pobladores del río Omo, vamos a echar un vistazo a la situación en que se encuentran en este momento. Y, en concreto, a uno de los peligros que en este mismo instante se está materializando: la desertificación de su ambiente, la pérdida de los recursos naturales de los que han estado viviendo hasta ahora y que les eran dados, como a los antiguos egipcios, por las crecidas de las aguas del padre-río Omo. ¿Por qué? Porque el río Omo, cada temporada, con las lluvias, sufría un aumento en el caudal de sus aguas y éstas arrastraban limo, barro, nutrientes, desde las montañas lejanas hacia las planicies que preceden al lago Turkana. Y junto con la avenida de las aguas que ayudaban a llenar el lago Turkana; lago, por cierto, el más grande de los lagos desérticos del mundo; llegaban los elementos que fertilizaban sus orillas, que hacían que a lo largo de su territorio pudieran crecer cultivos, pudiera pastar el ganado y, en resumen, los pueblos afincados en sus alrededores pudieran crear una cultura tan rica y tan diferente como hemos podido comprobar y disfrutar en las entradas anteriores.


Sin embargo, el avance del ser humano como especie hará que estas crecidas de las que he hablado desaparezcan. El desarrollo económico de los distintos países provocará que toda una amplia zona del río Omo, dónde se encuentran dos parques nacionales, que se ha declarado Patrimonio de la Humanidad, se desertifique. El progreso de la sociedad creada por el ser humano como individuo "civilizado" llegará, incluso, a poner en riesgo la existencia del lago Turkana. ¿Y cómo está ocurriendo eso? Pues con algo tan "sencillo" como la construcción y puesta en marcha de una presa: la Gibe III.

Presa Gibe III en construcción

Cuando me estaba documentando para hablar de esta presa, he encontrado muchos artículos hablándome de los efectos devastadores de la misma. Pero, al ver que tenía un numeral, el III, me picó la curiosidad y decidí "descubrir" de dónde procedía y cuales eran la I y la II. Resultó que el proyecto Gibe, o mejor dicho Gigel Gibe se trata de un conjunto de presas y estaciones hidroeléctricas que constan de cinco construcciones, que llevan los numerales I, II, III, IV, V. De ellas, solamente están construidas las tres primeras.

La Gilgel Gibe I se trata de una presa situada en el río Omo, o más bien en uno de sus afluentes, el Gigel Gibe (según referencias). Tiene unos 40 m. de altura. Se encuentra a 57 km al noreste de Jimma, en la zona de Oromia, y puede producir 184 MW. Su construcción duró de 1986 a 2004. La Gilgel Gibe II es una estación hidroeléctrica que se encuentra a 80 km al este de Jimma, en la misma región que la presa I, y unida a ella por un túnel hidráulico de 26 km, que puede presumir de ser el más largo de África. Esta estación alcanza una producción de 420 MW, y se empezó a construir en marzo de 2005, siendo inaugurada en enero de 2010.

Gibe III en funcionamiento

Y llegamos a la Gibe III. Nuestra protagonista. Se comenzó a construir en el 2008, acabándose en el 2015. Se encuentra a 92 km al noroeste de Arba-Minch, Pero ahora vienen los datos más importantes, que son los que les darán una idea de la magnitud de la obra. Su altura es de 243 metros y su producción es de 1870 MW. De hecho, está previsto que suministre energía eléctrica no sólo a Etiopía, que es el país donde se encuentra, sino también a Kenya, Sudán y Djibouti.

Pero no se trata sólo de un problema energético. A partir del 2011, el gobierno etíope ha comenzado a arrendar terreno fértil del valle bajo del río Omo a empresas extranjeras para cultivos extensivos de biocombustible y otros cultivos de alto valor económico. Pero os preguntareis, ¿qué ocurre con las poblaciones asentadas en esos terrenos? Fácil, se resume en dos palabras: Expulsión, reasentamientos. Así de sencillo. El proyecto gubernamental Kuraz Sugar proyecta cubrir de esta forma unas 245.000 hectáreas.

La ministro de asuntos exteriores de Kenya, Amina Mohamed

Sin embargo, ante tal imagen desoladora, en mi documentación también me he encontrado con datos para la esperanza. Por ejemplo, en mayo el gobierno de Kenya ha decidido iniciar negociaciones con el de Etiopía para intentar una mejor solución al problema que plantea la presa Gibe III. Tanto en cuanto a la reducción, que se calcula en casi dos tercios, del volumen de agua del lago Turkana cuya principal fuente de abastecimiento es el río Omo, como de la vida de los pueblos de los alrededores, pues se ha podido comprobar un aumento de los enfrentamientos entre individuos de la etnia turkana, de Kenya, y de la etnia Dassanetch.

Por otro lado, los mismos pueblos del río Omo parecen querer ser los protagonistas de sus vidas y de su desarrollo. Ya en el año 2008 desarrollaron un Área de Conservación Comunal (CCA siglas en inglés) junto con un proyecto de turismo, parecido al que tienen los massai en zonas de Kenya y Tanzania, lo que les permitió obtener unos ingresos de 10.000 dólares americanos. Por desgracia, no consiguieron el reconocimiento del gobierno y tuvieron que parar el proyecto. Sin embargo, sirvió para que tomaran conciencia de las posibilidades de desarrollo dentro de sus propias comunidades, e incluso personal de los parques nacionales Mago y Omo, con los que siempre tenían conflictos, recibieron este tipo de proyecto de forma totalmente favorable.

Paisaje del parque nacional Mago

Como en muchos otros sitios de nuestro planeta, podemos ver que cuando al hombre se le deja administrar su propia tierra, cuando al indígena se le permite vivir la vida que él quiere y se le dan los medios necesarios para que ésta sea digna según su cultura, los conflictos suelen tener soluciones más sencillas de las que se pueden plantear desde sillas o sillones en despachos más o menos alejados de las tierras sobre las que se toman las decisiones.

Desde aquí, con un llamamiento al gobierno de Etiopía para que, en las decisiones que tome, tenga en cuenta a todos sus ciudadanos, incluidos aquellos que no viven en ciudades, sino en las llanuras y en las riberas de un río llamado Omo, me despido de ustedes, de vosotros, hasta la próxima entrada.

Anciano de la etnia Karo. Al fondo, el curso del río Omo