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sábado, 9 de julio de 2016

LCP XXVII: LOS HAMER, EL ENTRAÑABLE PUEBLO MEDIO

Mujer casada de la tribu Hamer

Queridos amigos de "La Cultura de los Pueblos". Retomamos nuestro recorrido por los distintos grupos étnicos que viven a las orillas del río Omo, en el suroeste de Etiopía. Y lo retomamos para hablar de un pueblo al que vengo a denominar, con permiso de todos aquellos seguidores de Tolkien, "pueblo medio". No lo hago por su baja estatura, o por su distribución de vello corporal, o por una supuesta morfología puntiaguda de sus orejas, tal como describía el escritor británico a los pobladores de la tierra Media. No, no es ese el caso. Me refiero a ellos como el pueblo medio, por encontrarse justo "en el medio" de la encrucijada de pueblos que habitan los márgenes del río Omo. ¿Qué no me creéis? Juzgad por vosotros mismos:

Posición de la etnia Hamer y de sus dos pueblos importantes, Dimeka y Turmi, dentro del valle del Omo

Los Hamer tienen al norte como vecinos a los Banna y a los Bashada. Al sur se encuentran los Dassanetch, de los cuales nos ocupabamos en entradas pasadas. Si nos dirigimos al oeste desde donde ellos viven, nos encontraremos con el pueblo Karo, al que acabamos de seguir en las últimas entregas, y a los Nyangatom. Y por último, si nos dirigimos al este, y salimos de los límites de lo que hemos dado en llamar riberas del río Omo, nos encontraremos con los grupos étnicos Arbere y Tsamako. Como podéis apreciar, nuestros amigos Hamer están rodeados por todos los lados por distintos pueblos, con distintas costumbres y tradiciones; o quizá no tanto, aunque eso lo dejaremos para más adelante.
Madre con hijo, pertenecientes a la tribu Arbere

Se suelen relacionar con todos ellos, aunque estas relaciones difieren de unas tribus respecto a otras. La tribu de los Banna es con la que comparten una mayor afinidad, pues tanto su cultura como su lengua es similar. Ambas lenguas corresponden al tronco de las lenguas omóticas que veíamos tiempo atrás. Los Hamer son aproximadamente unos 15.000 personas y suelen encontrarse repartidos alrededor de los pueblos de Dimeka y Turmi, en dónde se encuentran los mercados principales, en los cuales intercambian sus productos con las otras etnias de la zona, obteniendo utensilios como, por ejemplo, vasijas de barro de gran calidad, en este caso del pueblo de los Bashada.

Los mercados son puntos de encuentro con las otras tribus. En ellos se da el intercambio de distintos productos propios de la zona como lo son frutos, miel, mantequilla, sorgo o café. También podemos encontrar otro tipo de enseres que han ido apareciendo procedente de la civilización exterior como telas, mantas, o utensilios de plástico que han entrado poco a poco a formar parte del día a día de este pueblo.

El mercado de ganado se encuentra en la misma población, pero apartado en otro lugar distinto, para no mezclar las dos clases diferentes de productos. En este caso, lo que se intercambian son cabras, ovejas y en algunas ocasiones algún bovino.
Mercado en la población de Turmi

Estos mercados suelen ser sencillos. Normalmente permiten dar salida al excedente familiar y de esa forma cubrir otras carencias de las familias cubriendo de esta manera las necesidades de las mismas. Las transacciones que se realizan en estos intercambios suelen ser de poca cuantía. Sobre todo, la mañana de mercado sirve para, por un lado la supervivencia semanal; pero por otro, y quizá más importante, para la creación y mantenimiento de lazos sociales y de amistad entre distintas familias, grupos familiares e incluso clanes de distintas tribus.

Normalmente, en estos mercados nos encontraremos a las vendedoras luciendo los vestidos y adornos más elaborados de la zona. Pero quizá eso sea tema para la próxima entrega.

Mientras tanto, queridos amigos, un saludo desde la red.


martes, 24 de mayo de 2016

LCP XXIV: LA CELEBRACION DEL RITO "PILLA" DE MOLU (2ª parte)


El joven Molu estaba preparado para ese día. Se había ejercitado durante mucho tiempo en los riscos, al lado del río, saltando de una a otra de las rocas, salvando las distancias que había entre ellas, de cresta en cresta de las piedras que remarcaban el borde del río Omo, el cual transcurría al lado de su poblado. También se había entrenado con los troncos caídos que se podían encontrar en los bordes del bosque ribereño, con sus ramas retorcidas. 


Pero su padre siempre le había avisado que no era lo mismo saltar sobre algo inerme, algo quieto, que sobre un animal, sobre un ser vivo, que estaba en continuo movimiento, aunque estuviera sujeto por alguno de sus compañeros. Por ello Molu también ensayó con alguna de las cabras que tenía su padre. Los pobres animales, al sentir el peso del muchacho encima de su cuerpo, habían salido corriendo y balando espantadas, y Molu había terminado con sus huesos por los suelos con gran regocijo por parte de su grupo de amigos. Cuando lo vio su padre, sacudió la cabeza y le volvió a decir:

-Hijo, cuando aprenderás. Una cabra no es un buey. Nunca se está lo suficientemente preparado. No te obsesiones.-y, sonriendo, le daba un pequeño pescozón en la cabeza. 

En su interior, sin embargo, su padre se sentía orgulloso de la tenacidad y entrega del muchacho. Sabía que lo lograría. Por eso dispuso los medios para que la ceremonia se celebrara de forma pronta, sin escatimar en gastos. No pudo obtener prestados, como era lo habitual, los bueyes de los Hamer; no al menos para la fecha que quería realizar el rito de la pilla. Se decidió, por tanto, comprarlos a los Dassanetch, que era otra de las formas que tenían los Karo de obtener dichos bueyes para la ceremonia. Y el día había llegado.

Cuando Molu salió de la choza, del ono, se vio rodeado de las jóvenes del poblado que con sus cánticos y bailes le agasajaban. Es la manera que tienen en la tribu Karo de desear buena suerte al muchacho en la pilla. Molu se sintió algo aturdido, con tanto ruido ensordecedor, pues al cántico había que sumarle el ruido de los collares, pulseras, brazaletes, de los que pueden colgar distintos tipos de campanillas, y toda clase de abalorios que provocan un ruido que hacía que el jolgorio atronara los oídos del joven Molu. A éste le vinieron a rescatar sus compañeros y entre enfrentamientos verbales, más fingidos que reales, se fueron dirigiendo al lugar dónde se iba a celebrar la pilla. Conforme Molu se acercaba al lugar, iba olvidando el ambiente que le rodeaba e iba notando como el temblor que le había nacido en el estómago se convertía en nudo y éste ascendía hacía la garganta.

De pronto los vio frente a él. Había cuatro bueyes. Eran cuatro cebúes, con sus gibas y sus cuernos característicos. Estaban preparados, juntos. Sólo quedaba alinearlos. Para ello era necesario que él se preparara, diera la señal de estar listo. Ya no oía todo el griterío de su alrededor. Se había congregado casi todo el poblado. El pilla era el principal acontecimiento del pueblo, y solía acudir toda la gente. Molu sólo tenía la mente puesta en su reto: saltar los cuatro bueyes.

Lentamente, se fueron colocando en fila. Costado junto a costado. Molu se deshizo de todo lo superfluo. Tenía hasta cuatro intentos, y conque lo consiguiera una vez era suficiente. Miró el lomo del primer animal. Levantó el brazo. Dio un paso atrás y comenzó la carrera. Saltó. Uno, dos...al tercer salto se le resbaló el pie entre el lomo del tercer y cuarto buey. Los compañeros le sujetaron. Había fallado. La algarabía aumentó. Miró a su padre. Éste le mantuvo la mirada, serena, con una leve sonrisa.


Volvió al punto de partida. Fijó su vista en los lomos de los animales. Arrancó la carrera, saltó. Uno, dos...y se escurrió. Esta vez en el segundo animal. La algarabía disminuyó, y un rumor de desencanto planeó por el lugar. Molu bajó la cabeza. Estaba avergonzado. Dio la vuelta. Casi no quería, pero volvió a mirar a su padre. Éste le miraba de forma serena, y le hizo un gesto de asentimiento con la cabeza, manteniendo la sonrisa. Molu se le quedó mirando.

Llegó al punto de salida. Seguía mirando a su padre. De pronto, le comprendió, le devolvió el gesto de asentimiento, y se dispuso a saltar sobre los bueyes. Miró el lomo del primero y emprendió la marcha. Uno, dos, tres, cuatro. Un grito de cientos de voces llenó el cielo africano. Molu lo había conseguido. Todos le estaban abrazando. Todos le felicitaban. Ya había subido de estatus. Ya era un adulto. Un hombre. Molu miró a su padre. Éste se acercó a él. Y los dos se fundieron en un abrazo.



martes, 3 de mayo de 2016

LCP XXII: LA RELACIÓN DE LOS KARO CON SUS VECINOS


Queridos amigos de "La cultura de los pueblos", y del pueblo Karo. Dejábamos en la entrada anterior a nuestro orgulloso abuelo Molu con su nieto entre los brazos, acurrucado, mirando el firmamento y soñando con el momento en que sus antepasados descubrieron las orillas del río Omo, ese río en el cual está transcurriendo toda nuestra aventura desde finales del año pasado.

Mosca tse-tsé
Molu nos contaba que cuando bajaron los Karo con su ganado al río Omo, en busca de los pastos que allí crecían de forma tan abundante, comenzó a ocurrirles una tragedia. Ellos, que se habían trasladado para que sus ganados crecieran mejor y más fuertes, engordaran y fueran más suculentos tanto para el consumo propio como para la venta a los grupos étnicos vecinos, vieron como sus reses, tal como lo describe Molu, morían presas de una enfermedad que las diezmó. Esta enfermedad es la nagana, producida por la mosca tse-tsé, que en el hombre provoca la enfermedad del sueño. La nagana es similar en características clínicas a la enfermedad del sueño, sólo que se da en animales. Y eso fue lo que hizo desaparecer la cabaña ganadera de los Karo, y lo que les obligó a hacerse agricultores y a aprender a cultivar el sorgo, el maíz y las judías.

El joven Karo nos mira desde las orillas del Omo
Esta economía agrícola es completada con la apicultura, para acompañar todos los beneficios de la miel a una dieta que sería demasiado pobre si sólo se basara en los cultivos que obtienen de las tierras ribereñas del Omo. Porque la pesca era tabú hasta hace muy poco tiempo. Se vieron obligados por las últimas sequías, que llevaron a malas cosechas, a romper ese tabú. Aún así, la pesca solamente la pueden realizar los solteros jóvenes, y después de ella deben pasar por un rito de purificación. Con la caza ocurre algo similar, no llegaba a ser tabú, pero también estaba limitada por sus costumbres.

Pero hoy quiero hablarles de la relación del grupo Karo, que recordemos no suman más de 1.000 individuos, con sus vecinos. Algo muy importante para un grupo humano si quiere sobrevivir, sobre todo al ser tan pequeño, es mantener buenas relaciones con sus vecinos. Y así les ocurre a los Karo con los otros dos pueblos vecinos suyos: los Hamer y los Dassanetch. 

Varón Hamer preparando a un joven para la fiesta del salto de la vaca

Los Hamer, de los cuales habla Molu en la historia que le cuenta a su nieto, con los que compartían tierras en las lejanas montañas, se encuentran situados al norte y al este del emplazamiento del pueblo Karo. Su relación con ellos se basa en lazos familiares y alianzas guerreras. También entre ellos el comercio y el intercambio de bienes es fluido. De ellos obtienen cabras y ovejas junto con los productos derivados de las mismas, a cambio de las cuales les entregan cantidades de maíz y sorgo.

Ceremonia Dimi de la etnia Dassanetch 

Con los Dassanetch, que están situados al sur, la relación se puede calificar como mucho más estrecha. De hecho, los Karo los consideran como "los hermanos" que decidieron ir más hacia el sur, siguiendo el cauce del río Omo. Tanto es así que el conflicto entre ambos pueblos es "tabú", no existe. Muy difícilmente habrá ni tan siquiera un conato de discusión entre miembros de ambas tribus.

Pero existen otros pueblos, otras tribus con las que los Karo no están tan cómodos. Más bien se llevan bastante mal. Se trata de los Mursi y los Nyangatom. Las relaciones entre estos dos últimos y los Karo son conflictivas en la mayoría de las ocasiones y en muchas ocasiones han llegado a enfrentamientos abiertos, que en los últimos tiempos han empeorado con la aparición en el escenario del valle del Omo de las armas de fuego. Uno de estos enfrentamientos ocurrió en 1993 y se debió a la disputa de unas tierras arables, fértiles, en el margen occidental del río Omo.

Como vemos, el enfrentamiento entre estos pueblos se debe a una de las necesidades básicas del ser humano: la alimentación. Y suele enfrentar a dos modos de ver la vida, el pastor nómada y el agricultor sedentario. Pero esto daría lugar a otro tipo de reflexiones. Nosotros nos quedaremos en la orilla del río Omo, acompañando a Molu y disfrutando de la noche en este rincón perdido, aunque ya no tanto, de África.

Río Omo desde Kortcho (poblado Karo),

Hasta la próxima entrada, queridos amigos. Nos vemos en la red.

miércoles, 13 de abril de 2016

LA CEREMONIA DIMI


Queridos amigos de la red. Uno de vosotros, Luis Uribe, me ha enviado vía Twitter, un video sobre la ceremonia Dimi que celebra el pueblo Dassanetch del cual hablaba en mi entrada de hace 2 días. Se trata de un reportaje gráfico de unos cinco minutos de duración en el que, con los subtítulos en inglés, se puede observar todo lo que yo, humildemente, os quería transmitir sobre esta ceremonia.

Como creo que el documento es interesante y que la imagen nos transmite la fuerza y creencia del pueblo Dassanetch os lo incluyo en esta nueva entrada. También os llamo la atención en lo que nos dice en los primeros minutos el anciano Dassanetch: "Somos distintos pueblos, con distintas creencias, sólo pedimos que respetéis las nuestras, como nosotros respetamos las vuestras".

Agradecer un montón a Luis su aportación a este pequeño viaje que estoy, que estamos realizando esta comunidad internauta a través de aquellos otros pueblos que habitan nuestro planeta; y aprovechar para animaros a todos vosotros a, si queréis, contribuir a este viaje con vuestras aportaciones en conocimientos.


Por último, también me ha comentado Luis que ha tenido problemas técnicos al querer colgar el video en comentarios a la entrada que realicé hace 2 días. Yo he probado varias veces y a mí no me pasa, pero sí que es verdad que varios de vosotros me habéis consultado por el mismo problema. Sólo os puedo decir que ya lo he comunicado a Blogger y por el momento no me han dado ninguna contestación. Si tuvierais alguna solución, todos nosotros os lo agradeceríamos.


Un fuerte abrazo a todos, nos vemos en la red.

lunes, 11 de abril de 2016

LCP XX: LA ORGANIZACIÓN DASSANETCH Y LA CEREMONIA DIMI

Vista satélite río Omo y su desembocadura en el lago Turkana

Queridos amigos de La Cultura de los Pueblos. Seguimos en nuestro recorrido conociendo los distintos habitantes de la cuenca del río Omo en su camino por las tierras áridas del suroeste de Etiopía hasta su desembocadura en el lago Turkana, y hoy, precisamente, nos toca visitar a un pueblo que vive justamente en esa desembocadura. Se trata del pueblo Dassanetch. Este pueblo se encuentra ocupando ambas orillas del río Omo, en su último tramo hasta que vierte sus aguas en el lago Turkana; y también pueblan la orilla norte de este gran lago.

Ganado Dassanetch a orillas del río Omo

A este pueblo se le ha dado también el nombre de Geleb, con el que se le puede encontrar en algunos tratados de antropología y artículos sobre la misma materia. Respecto a su clasificación, tras muchas discusiones entre distintos eruditos se les ha incluido dentro del grupo de lenguas cushítas orientales, aunque este dato puede sufrir modificaciones en los próximos años. Estamos hablando de una población que ronda los 25.000 habitantes. Son ganaderos nómadas, aunque suelen complementar esta actividad con cultivos estacionales en las márgenes del río Omo, aprovechando las crecidas estacionales que sufre éste y las inundaciones, que arrastran a las orillas gran cantidad de detritus que suponen un abono importante para la tierra, transformándola en una pequeña llanura aluvial fértil que los Dassanetch procuran aprovechar.

Jóvenes Dassanetch
Su sistema social es complejo, y se basa, como ya vimos anteriormente en otros capítulos, en los sistemas de edad y sistemas generacionales. De hecho, la autoridad máxima recae sobre un grupo de treinta ancianos llamado "ara", que en su idioma significa "toros", lo que da idea de la importancia que dicho animal representa para su cultura y su forma de vida. Los peinados masculinos serían la forma de marcar el ascenso dentro del sistema de edad de los Dassanetch. Estos peinados tienen un amplio abanico de formas; desde el rasurado completo de los niños, que se denomina "nigen"; hasta los sofisticados peinados apelmazados con tierra de colores en la edad adulta, que se corresponderían al reconocimiento social de la persona que lo luce.

Mapa dónde se observa la zona de asentamiento
del pueblo Dassanetch
El conjunto del pueblo Dassanetch está dividido en 2 grupos. Cada uno de esos grupos se divide a su vez en 8 secciones. Cada sección tiene un territorio de su propiedad, que administra en régimen comunal, es decir, las tierras tanto de cultivo como de pastoreo son comunes a todos sus miembros, las pueden usar por igual y ninguno de ellos puede reclamar derecho sobre el uso de las mismas respecto a otro individuo de la misma sección. Únicamente existe posibilidad de reclamar derechos sobre los márgenes del río.

Para los Dassanetch existen dos ceremonias importantes en su vida. La ceremonia de la circuncisión y el Dimi. Y, curiosamente; en una sociedad patrilineal que todo se hereda por vía del varón; y patriarcal en que todo lo decide el varón porque es "el que manda"; en esta sociedad, digo, es necesario el nacimiento de una hija para que el hombre que va a realizar la ceremonia de la circuncisión o del Dimi esté autorizado a celebrarla.


En el caso de la circuncisión existe algo de manga ancha. Teóricamente, sólo podría ser circuncidado el varón que haya engendrado una hija. Sin embargo, en la práctica, la circuncisión se extiende a todos los integrantes del grupo de edad, tengan o no hijas propias. El Dimi, en cambio, es mucho más exigente.

Ceremonia del Dimi

La ceremonia del Dimi es crucial para el varón Dassanetch que la realiza. Desde que el hombre engendra una hija, ya puede realizarla, pero suele esperar unos años, porque tiene que reunir los recursos económicos que requiere la ceremonia. Al acabar el Dimi, el hombre Dassanetch ha conseguido el reconocimiento como persona mayor en el contexto social en el que se mueve, incluso de forma independiente de su situación dentro del sistema de edad o generacional al que pertenezca. De ahí su importancia para el varón Dassanetch.

Varones Dassanetch en la ceremonia Dimi
Como podemos imaginar por todo lo relatado hasta ahora, el Dimi es la ceremonia más importante del pueblo Dassanetch. Se trata de una ceremonia anual, que reúne a todos los integrantes de una sección tribal del pueblo Dassanetch. Dura aproximadamente unas seis semanas, y durante todo ese tiempo se celebran comidas, danzas y distintos rituales.
Mujeres Dassenetch en la ceremonia Dimi
El clímax de la reunión se alcanza cuando el líder de los "ara", el grupo de treinta ancianos que detentan la autoridad en la sección, llamado "ma arap" bendice a las chicas. Esta bendición conlleva el deseo de que sean fértiles, que, en el fondo, es la objetivo final del Dimi. En aras a la fertilidad de sus hijas es por lo que los varones Dassanetch organizan la ceremonia Dimi.

Y podemos acabar nuestra visita al pueblo Dassanetch hablando de una última ceremonia significativa para este pueblo: la elección del nombre del buey. Lo realiza el muchacho de la familia, pone nombre a un buey, dentro del ganado familiar y este hecho indica la independencia del muchacho respecto del padre. Es importante no sólo el poner el nombre, sino la elección del buey, que pasa a propiedad del muchacho. Y esa importancia viene dada porque a partir de ese momento, el color y la configuración del buey servirá para identificar al ganado del muchacho, según vaya haciendo y conformando su propio rebaño.

Poblado Dassanetch

Hasta aquí nuestra visita, nuestro breve contacto con el pueblo Dassanetch. Más adelante continuaremos nuestro recorrido con otros protagonistas, sin abandonar las orillas de este magnífico río Omo. ¿Nos acompañáis?

Hasta entonces, queridos amigos, nos vemos en la red.